Holguín.—Los privilegios naturales, históricos y culturales de la provincia de Holguín y el oriente cubano ahora podrán ser disfrutados por visitantes de varias naciones latinoamericanas y caribeñas con la inauguración de las operaciones de la aerolínea panameña Copa, reconocida en el mundo entero por su puntualidad.
Al filo de la 1 de la tarde de este 21 de junio arribó la aeronave tipo Embraer 190 al Aeropuerto Internacional Frank País García de la Ciudad de los Parques, vuelo que convierte a Holguín en el tercer destino de Copa en Cuba, antecedido por La Habana y Santa Clara.
A bordo del avión con capacidad para 94 pasajeros llegó el excelentísimo señor Francisco Carlos Escobar, embajador de Panamá en Cuba, quien reconoció la trascendencia del inicio de vuelos directos entre la nación centroamericana y esta ciudad.
“Es importante seguir uniendo al Caribe lo cual es el propósito de esta nueva asociación. Además es una manera de expresar la unidad que existe entre el pueblo panameño y el cubano. Para nosotros es un orgullo poder estar aquí y contar con nuestra aerolínea insignia cubriendo un nuevo destino dentro de Cuba y aportando al desarrollo turístico de la región”, dijo el diplomático.
El vuelo inaugural de copa lo recibió una representación de la aerolínea, encabezada por la señora Claudia Zuluaga Alam, gerente comercial y vocera de la compañía quien en declaraciones a la prensa destacó que Copa siempre ha apostado por el destino Cuba.
“Copa se siente comprometida con este hermoso destino y ahora vemos una gran oportunidad para mostrar y desarrollar mucho más el destino turístico de Holguín. Queremos contribuir, consolidar y posicionar a Holguín y a Cuba como el epicentro turístico del Caribe y latinoamérica”, destacó Zuluaga.
Un total de 94 pasajeros procedentes de Puerto Rico, Chile, Colombia, Panamá Argentina y Perú, venían a bordo del vuelo inaugural entre ellos llegó un grupo de puertorriqueños. Uno de sus integrantes compartió su emoción de estar por primera vez en Cuba y en especial en Holguín.
“Da la casualidad que escogimos venir en este vuelo inaugural, creo que ya eso es un privilegio. Son muchísimas emociones encontradas, creo que esto nos une mucho más, y como se dice, en la unión está la fuerza. Los hermanos del Caribe tenemos que apoyarnos, ayudarnos y esta es una manera de hacerlo. Realmente me siento muy complacido de haber formado parte de este gran acontecimiento”.
La bienvenida de Copa a Holguín, la ofreció el compañero Julio César Naranjo, delegado del Ministerio del Turismo en la provincia, quien destacó que el polo turístico holguinero pone a disposición de los visitantes innumerables atractivos donde destacan los paisajes naturales, valores de la historia y la cultura local lo que propicia excelentes condiciones para el desarrollo de modalidades como el turismo de playa, náutico, de naturaleza, de ciudad y de eventos.
“Disponemos de zonas apropiadas para el buceo, y hermosas playas como Guardalavaca, Pesquero y Esmeralda, reconocidas entre las más pintorescas del Caribe, de aguas turquesas, cálidas y tranquilas. El polo dispone de 5 mil 440 espacios de alojamiento con instalaciones hoteleras de extraordinario confort categorías de 3, 4 y 5 estrellas”, puntualizó.
Copa Airlines, miembro de la red global de aerolíneas Star Alliance, tiene 74 destinos en 31 países de Norte, Centro, Sur América y el Caribe, a través del Hub de Las Américas, ubicado en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, en Panamá.
La aerolínea insignia de la nación istmeña opera desde 1995 en Cuba con varias frecuencias de vuelos semanales. Hasta Holguín llegará los martes y sábados con proyectos de incrementar el número de arribos.
La prestigiosa aerolínea ya dispone de una oficina de ventas en el Centro de Negocios de la capital holguinera la cual comenzará a prestar servicio en próximos días.
Como es tradición al inaugurar la operación de una nueva aerolínea, el avión de Copa recibió dos potentes chorros de agua como bautizo al aterrizar en la pista del aeropuerto holguinero.
Así se tiende un nuevo puente que conecta a Holguín “La tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto”, como la llamó Cristóbal Colon al descubrirla en 1492, con América Latina y el Caribe.
miércoles, 22 de junio de 2016
sábado, 4 de junio de 2016
Dime, espejo mágico… ¡Gordito y bien! / JRP
Casi a punto de celebrar mis primeras cuatro décadas de vida, hecho el tiempo atrás y recuerdo al niño larguirucho y flaquito que fui. A los 15 y a los “ventipiá” también lo era.
Con los 30, llegaron las “libras” y aparecieron los inesperados “salvavidas”. Pero de tal cambio me percataba solo cuando me encontraba a algún conocido o amigo(a) pues luego del saludo, venía el invariable: “Oye..., que gordito estás”.
Si esa fuera la reacción de todos los conocidos, los que estamos pasados de peso, pudiéramos catalogarlo como un elogio. Quienes fuimos flacos y hoy somos “gorditos”, tenemos que aguantar a veces que “amigos” nos digan: “¿Muchacho y tú qué estás comiendo?, ¡estás deforme!”… mientras su mirada se vuelve una incómoda cinta métrica para abarcar los supuestos volúmenes vergonzantes. Lógicamente con amigos así, los enemigos sobran.
¿A dónde quiero llegar? Hay normas elementales de la educación formal que aprendemos en la escuela de la vida, más bien de la familia, que por la sencilla razón de la discreción, cuando nos encontramos con un amigo o familiar que no veíamos hace tiempo, si este ha aumentado de peso nada nos da derecho a rayar en lo ofensivo con aquello de que “¡estás deforme!”.
La vida es diversa, nada es igual, y es cierto que la obesidad constituye un problema real de salud, pero existen otras maneras de llamar la atención de alguien a quien estimamos, y muchas veces nada tiene que ver una complexión física robusta con obesidad.
Esos comentarios indiscretos, mal educados y hasta ofensivos, sin duda alguna dan muestras de falta de educación. No sería mejor que cuando nos encontremos con alguien ya sea flaco o gordo, con un cuerpo espectacular con los “cuadritos” en el abdomen o con los “salvavidas”, le mostremos nuestra alegría de encontrarle.
No dudo para nada que aquellos que lanzan los comentarios “pasaditos de peso” lo hagan con la intención de ofender, estoy seguro de que no es así. Es que esta práctica tan desagradable se ha convertido en algo tan común que ya pasa por normal, aunque no lo es.
Los actuales patrones de belleza que nos imponen los medios de comunicación, sobre todo con aquellos “bodrios” que llegan vía “paquete”, por lo general son inalcanzables para más del 90 por ciento de las personas, y si para un hombre hecho y derecho, dichos comentarios son repulsivos, qué les parecerá mujeres o muchachas y muchachos jóvenes.
Día a día la vida nos demuestra que lo que verdaderamente vale en las personas no es su físico, sino aquello que llevamos dentro, lo que somos capaces de hacer por los demás, más allá de ser flacos o gordos.
Ciertamente lo estético tiene una cuota de valor, sobre todo cuando va aparejado a lo saludable, pero no podemos convertirnos en esclavos de patrones de belleza muchas veces de ficción, mucho menos para agradar a aquellos que se arrogan el derecho de andar "pesando" a uno.
Pudiera terminar estas líneas aconsejándole a los gorditos que cuando Mr. Indiscreto venga con su comentario “pesao”, no cojan lucha, a fin de cuentas, él no les dio un centavo para lograr las libritas de más… Pero prefiero decirle a Mr. Indiscreto que cuando se encuentre con el “gordito”, le dé un abrazo y le diga: “Oye que alegría me da verte, cómo estás, cómo está tu familia”.
Con los 30, llegaron las “libras” y aparecieron los inesperados “salvavidas”. Pero de tal cambio me percataba solo cuando me encontraba a algún conocido o amigo(a) pues luego del saludo, venía el invariable: “Oye..., que gordito estás”.
Si esa fuera la reacción de todos los conocidos, los que estamos pasados de peso, pudiéramos catalogarlo como un elogio. Quienes fuimos flacos y hoy somos “gorditos”, tenemos que aguantar a veces que “amigos” nos digan: “¿Muchacho y tú qué estás comiendo?, ¡estás deforme!”… mientras su mirada se vuelve una incómoda cinta métrica para abarcar los supuestos volúmenes vergonzantes. Lógicamente con amigos así, los enemigos sobran.
¿A dónde quiero llegar? Hay normas elementales de la educación formal que aprendemos en la escuela de la vida, más bien de la familia, que por la sencilla razón de la discreción, cuando nos encontramos con un amigo o familiar que no veíamos hace tiempo, si este ha aumentado de peso nada nos da derecho a rayar en lo ofensivo con aquello de que “¡estás deforme!”.
La vida es diversa, nada es igual, y es cierto que la obesidad constituye un problema real de salud, pero existen otras maneras de llamar la atención de alguien a quien estimamos, y muchas veces nada tiene que ver una complexión física robusta con obesidad.
Esos comentarios indiscretos, mal educados y hasta ofensivos, sin duda alguna dan muestras de falta de educación. No sería mejor que cuando nos encontremos con alguien ya sea flaco o gordo, con un cuerpo espectacular con los “cuadritos” en el abdomen o con los “salvavidas”, le mostremos nuestra alegría de encontrarle.
No dudo para nada que aquellos que lanzan los comentarios “pasaditos de peso” lo hagan con la intención de ofender, estoy seguro de que no es así. Es que esta práctica tan desagradable se ha convertido en algo tan común que ya pasa por normal, aunque no lo es.
Los actuales patrones de belleza que nos imponen los medios de comunicación, sobre todo con aquellos “bodrios” que llegan vía “paquete”, por lo general son inalcanzables para más del 90 por ciento de las personas, y si para un hombre hecho y derecho, dichos comentarios son repulsivos, qué les parecerá mujeres o muchachas y muchachos jóvenes.
Día a día la vida nos demuestra que lo que verdaderamente vale en las personas no es su físico, sino aquello que llevamos dentro, lo que somos capaces de hacer por los demás, más allá de ser flacos o gordos.
Ciertamente lo estético tiene una cuota de valor, sobre todo cuando va aparejado a lo saludable, pero no podemos convertirnos en esclavos de patrones de belleza muchas veces de ficción, mucho menos para agradar a aquellos que se arrogan el derecho de andar "pesando" a uno.
Pudiera terminar estas líneas aconsejándole a los gorditos que cuando Mr. Indiscreto venga con su comentario “pesao”, no cojan lucha, a fin de cuentas, él no les dio un centavo para lograr las libritas de más… Pero prefiero decirle a Mr. Indiscreto que cuando se encuentre con el “gordito”, le dé un abrazo y le diga: “Oye que alegría me da verte, cómo estás, cómo está tu familia”.
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