miércoles, 16 de abril de 2014

Ejercicio brillante para elenco brillante / JRP


Sería incoherente pensar que Ejercicio imposible para posibles actores de Lumen Teatro —presentada en el reciente Festival de Teatro Joven de la AHS—, es una obra cómica, aunque la mayor parte de los casi sesenta minutos que dura, el espectador se está riendo con el histrionismo de “los Yoa”, la pinareña Yoana Pérez Acanda, la Rubia postmoderna y el holguinero Yoander Ballester Aguilar, el espectador crítico.
Y usted se preguntará, ¿por qué el autor de estas líneas afirma que no se trata de una pieza cómica si lo que más se hace al ver la obra es reír? La respuesta es sencilla, cuando usted escarba lo que está detrás de cada parlamento “cómico” se encuentra con una profunda reflexión sobre temas tan serios como la realización de los jóvenes ante la propia vida, la frustración que siempre acompaña al fatalismo geográfico, o quizás la peor de todas en este caso, los errores que pagaron miles de muchachos quienes soñaron con una carrera artística y de momento se vieron en un callejón sin salida: o se sometían a cumplir un servicio social de ocho largos años o adiós a la idea de conquistar un escenario, por lo menos los instructores de arte que se graduaban en las especialidades de danza, teatro o música.
Ambar Carralero Díaz, a quien corresponde este título, supo hilvanar muy bien situaciones complejas dentro de la puesta, combinar con inteligencia los diferentes estados emocionales que enfrentan los personajes, y explotar al máximo el talento de ambos actores. Dos jóvenes con excelente proyección escénica, quienes logran construir muy bien cada rol que asumen, fundamentalmente en cuadros tan complejos como en el que la Rubia postmoderna se despoja de su ropa interior y ejecuta con impresionante naturalidad el tan polémico acto de la masturbación femenina, en este caso alejada de vulgaridad y grosería; o en el que los personajes entran en conflicto y se golpean con marcado nivel de violencia.
Ambos actores demuestran con notable habilidad la esencia de los personajes que asumen. Yoander, con especiales dotes expresivas, le inyecta la fuerza necesaria y el elemento cómico a las diferentes pieles que asume dentro de la obra, lo mismo logra Yoana con una naturalidad que deja por sentado sus excelentes condiciones como joven actriz.
Válido también el ya habitual recurso audiovisual en las puestas teatrales. Empleado aquí con mesura, sin que reste protagonismo a los personajes, sino aprovechándolo en función de la puesta, sin arrodillarla ante el material audiovisual, como desafortunadamente he podido ver en alguna que otra obra de teatro o danza.
Si alguna falla advertí en Ejercicio… es la explicación —a mi juicio innecesaria— de si vamos a presenciar una obra que no tiene un hilo conductor o una progresión dramática coherente…, elementos que sí están muy bien definidos en la puesta. Tal vez Ambar pretendió emplear el recurso de negar lo que vas a ver para acentuarlo y que de ningún modo pase inadvertido ante el espectador, si ciertamente es así, entonces consiguió muy bien lo que buscaba.
Otra inconformidad que tuve fue la reiterada interacción de los personajes con el público, innecesaria aquí y que casi siempre rompe el encanto que provoca la distancia entre personaje-espectador. Este recurso, tan llevado y traído por los directores, es un arma de doble filo, pone al público en situaciones de estrés, lo saca del mágico espacio que edifica la puesta y funciona como un tijeretazo que rompe el hilo dramático que trae la obra. Sin embargo, en Ejercicio Imposible… hay un momento en que es saludable y necesaria la interacción, el concurso “Voltus 5”, aquí si es imprescindible sacar al espectador de su asiento, llevarlo al centro del escenario e involucrarlo de manera directa en el acertado cuestionamiento que hace la puesta hacia el trabajo de la crítica.
Más allá de cualquier apreciación muy personal en cuanto a la concepción del espectáculo, la puesta del holguinero Lumen Teatro, tiene el mérito de acercarnos con el difícil arte de la risa a temas álgidos de la sociedad cubana, de los cubanos, y de los jóvenes artistas cubanos y tal vez como pregunta la directora en “Una semifusa para el programa de mano”, querido espectador, y usted, ¿por qué está sentado ahí? Esta es la interrogante que se queda abierta, la misma que nos deja con la duda de si nos reímos con lo que debemos de llorar, pero reímos y con cuántas ganas, y es que definitivamente no es este buen Ejercicio imposible para posibles actores una comedia, es simplemente otra manera de simplificar el panorama que a veces nos lleva el mentón hacia el pecho, es como bien sabemos hacer los cubanos, practicar el sano ejercicio de reírnos de las cosas más tristes.

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