No podía ser de otra manera, una vez más la llevada y traída ¿maldición? de que los eventos culturales tienen que venir acompañados de la lluvia y especialmente las Romerías, se cumple… y que bueno que así haya sido. Creo que difícilmente los holguineros olvidemos la apertura de esta XXII edición, la puerta se entreabrió el día 2 con un regalo de lujo, la Misa Cubana a nuestra madre la Virgen de la Caridad del Cobre, el desfile de los coches, el concierto de Eduardo Sosa en el Bosque de los Héroes y al final la lluvia cerró las cortinas de la noche.
Y tal vez la virgen con ese sentimiento maternal y después de recibir un regalo tan bello con la misa de José María Vitier, quiso que los holguineros salgamos de lo que era ya una sequía infernal y la siempre soleada mañana del Día de la Cruz nos amanece gris con una pertinaz llovizna que moja a toda la ciudad, y los muchachos que esperaban la arrancada en la Vocacional José Martí deciden salir bajo agua, llegan al monumento con que Holguín recuerda al Che, los artistas los reciben, ellos también están mojados pero el calor del corazón seca la piel y engrasa las piernas para hacer camino al andar.
Sale la gran comitiva adueñándose de la misma Avenida de los Libertadores que le pertenece a los próceres latinoamericanos pero también a los jóvenes romeros por derecho de conquista. El espectáculo desafía a “San Pedro”, la gente se suma a la alegría, la marea humana no se detiene, las sirenas de la motorizada y el Himno de la Alegría retumban en lo más hondo de nuestro ser convirtiéndose en una melodía perfecta para tanta emoción, basta con verle el rostro a los que viven este momento por primera vez, sobre todos los amigos que llegan desde más de 25 naciones y cómo no va a ser así si a los que llevamos haciendo casi las 20 Romerías la emoción se nos sale del pecho.
La emblemática Periquera es el destino de los que desfilan pero también de los que corrieron 10 kilómetros en las Romerías Olímpicas (ESBU Lidia Doce – Monumento al Che – Parque Calixto García) y tres los de la Carrera Popular (Las Baleares – La Periquera). En la Casa Consistorial todos se unen, un mar de pueblo prefiere mojarse antes que perderse el gran espectáculo en que deviene esta apertura verdaderamente compleja de describir en unas pocas líneas, sobre todo por aquello que una imagen vale más que mil palabras y para comprobarlo venga el 3 de mayo del 2016 y me dará la razón.
Si emocionante fue ver desfilar a cada delegación y evento, cada cual con su propuesta, o disfrutar del hecho artístico de la apertura en sí mismo, también sucedió cuando a nombre del pueblo holguinero y del Comité Organizador de las Romerías, la Dirección Municipal de Cultura le otorgó la escultura que acredita como Hijo Ilustre de la Ciudad, a los trabajadores de la salud que no tituviaron ni un momento para irse a luchar contra el ébola en el sufrido continente negro. Como le sucedió a la señora que estaba a mi lado seguramente muchos tuvieron que secarse alguna que otra lágrima.
Casi al filo del medio día cuando la llovizna no tenía para cuando parar el padre de esta bella locura que vive del 2 al 8 una ciudad localizada a más de 700 kilómetros de la capital, el periodista Alexis Triana, sale al balcón central de La Periquera y repite con la misma emoción de cada año el discurso en el que dice que la palabra es pomposa y hueca si no va acompañada de actos, que mejor manera de defender este argumento que las Romerías…
El Himno de la Alegría retumba en versión lírica en todo el Parque, una gran bandera cubana, cubanísima, sale del interior de la Periquera, sale también la gigantesca réplica del Hacha en hombros de los jóvenes, cientos de palomas alzan el vuelo y una lluvia de pétalos de rosas cubre el escenario. El Himno con la música de Beethoven casi hace estallar los bafels, la multitud enardecida inicia una nueva travesía, el destino es la cima de la Loma de la Cruz, hasta allí llega desafiante la enorme pieza aborigen, símbolo del festival, un bailarín de Codanza interpreta frente a la cruz “Espacio Místico”, muchos suben la interminable escalinata, otros descienden, así se abren las puertas de esta fiesta que por espacio de 8 días convierte a Holguín en Capital del Arte Joven. La historia se repite, una ciudad que no duerme, la tradición religiosa abraza a la fiesta de la cultura, se unen en una sola y no me queda más que decir “Con la bendita lluvia ya estamos en Romerías”.
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