martes, 28 de julio de 2015
Crónica para Alina / JRP
Esta es una de esas crónicas que nunca los periodistas quisiéramos tener que escribir, mas llega como un torrente al que hay que abrirle paso para que fluya y con él alivie la tristeza que nos encoge el corazón.
La cultura cubana está de luto, la noticia consterna a todo el que la escucha, es como si al fallecer la extraordinaria actriz Alina Rodríguez, hubiéramos perdido a un familiar muy cercano, y es que hasta cierto punto los artistas de la televisión gracias a su profesión y la magia del medio, se convierten en un miembro más del hogar.
Nunca olvidaré la primera vez que la vi siendo yo apenas un niño, entonces en la pantalla del “Krim 218” en aquella emblemática novela “La séptima familia” en la que Alina desempeñaba un rol villano, una mala que nunca olvidaremos, como tampoco podremos olvidar a una mujer fuerte y dulce como Justa en esa legendaria telenovela que por siempre será Tierra Brava.
Muchos son los títulos televisivos y cinematográficos en los que esta excepcional maestra de la actuación cubana dejó su indeleble huella, sin embargo es imposible no mencionar su magistral desempeño al encarnar la Lala Fundora de Contigo Pan y Cebolla, de Héctor Quintero o su más reciente personaje, la maestra Carmela en la cinta Conducta del cineasta cubano Ernesto Daranas.
Como nadie lo imaginó, tal vez ni ella misma, que este sería su último “papel”, Alina se creció y convirtió a Carmela en una verdadera clase de actuación. Una Carmela inmensa, orgullosa de ser maestra normalista, ferviente devota de la Virgen de la Caridad del Cobre y sobre todo una cubana de humanismo descomunal. Personaje que logró con ese talento que le ponía a cada rol, desde el más sencillo hasta el más importante, lo que hace mucho tiempo hizo a Alina entrar por la puerta ancha del teatro, el cine y la televisión cubana.
A cada televidente, amante del cine, de la pantalla chica o del milenario arte de las tablas le toca en la fibra más profunda del corazón el adiós de Alina, sin embargo, soy de los que piensa que los artistas cuando les queda justo a la medida ese título tan difícil de conquistar, nunca mueren, Alina Rodríguez sin dudas es uno de esos.
Su rostro de mujer fuerte y a la vez delicada, y esa sencillez que la acompañaba en la vida real, nunca la dejarán abandonar nuestra memoria. Nunca podrá decir adiós una artista de su estirpe, ahí seguirá en la pantalla que se la entregó para siempre a su público, ese público que hoy la despide con la lágrima incontenible pero también con el imborrable recuerdo de cada personaje al que le dio vida, sin dudas con toda su vida.
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La verdad esta es una mujer de todos los tiempos, a usted gracias por dedicarle tan bellas palabras!!!!
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